El concepto de belleza ha ido cambiando a lo largo de la historia en consonancia con la corriente de pensamiento de cada época, ya que es un tema abordado desde la filosofía desde sus inicios y que cautiva a los pensadores. Desde las primeras representaciones artísticas hedonísticas hasta hoy, las perspectivas ideológicas de las diversas épocas han afectado también a los artistas, diseñadores y creadores, que se amoldan a las corrientes, preocupaciones y preferencias de sus tiempos.
En la antigüedad se plantearon diferentes posturas con respecto a la belleza. Dentro de la filosofía griega se derivaron diferentes conceptos que pueden ser aplicados a día de hoy según las diferentes escuelas y pensadores. Para los sofistas, la belleza era todo aquello que producía placer y que puede percibirse a través de la vista y el oído. Sócrates planteó que la belleza era más bien espiritual y que el arte no era únicamente tangible, sino que también es una representación del alma por medio de los sentimientos y las emociones.
Platón sostenía dos tipos de belleza: la popular y la celestial. Una era la percepción de la realidad por parte del hombre, imperfecta, y la otra era la divina, la belleza que el hombre nunca podría alcanzar. Su discípulo, Aristóteles, entendía sin embargo la belleza en cuestión de perfección y simetría.