Minimalismo y sostenibilidad

Es evidente que la arquitectura actual es fruto de numerosos movimientos artísticos y cambios sociales que le han otorgado un carácter polivalente. La sed por hacer un uso responsable de los recursos se une a la necesidad de generar espacios cada vez más luminosos, que nos permitan habitar con comodidad el espacio natural.
El creciente uso de materiales no procesados se debe a una incesante búsqueda de austeridad propia del lenguaje minimalista, tendencia a menudo entendida como una filosofía de vida más ecológica. Desde Minimal Studio te invitamos a descubrir las similitudes que acercan a estos dos términos hasta convertirlos en sinónimos.  

El diseño de una vida responsable

El minimalismo como filosofía trasciende la arquitectura, revalorizando las prioridades de los individuos y eliminando lo superfluo. Desde esta perspectiva la intención de priorizar el uso del espacio físico es simplemente una forma más de transformar nuestro modo de vida. Así es posible evolucionar en sintonía con el proceso natural de las cosas, rompiendo con la rutina del consumismo innecesario.

Pero la sostenibilidad va mucho más allá de eliminar de nuestro hogar aquello que no necesitamos. Podemos buscarla en nuestra alimentación consumiendo productos cercanos o de temporada, y en nuestro armario, con prendas de vestir más eco friendly. También podemos acercarnos a un modo de vida sostenible haciendo uso de energías renovables y materiales respetuosos con el medio ambiente. Allí es donde el estudio de la arquitectura sostenible y minimalista cobra especial importancia. 

La arquitectura sostenible persigue no sólo utilizar las técnicas y materiales adecuados durante el proceso de construcción, sino también estudiar las condiciones naturales del emplazamiento de la obra. Así es posible minimizar el impacto negativo que de ella se desprenda, teniendo en cuenta cómo se utilizará la energía para la estructura, llegándose a conservar de una manera más efectiva.

La eficiencia energética será por tanto un valor fundamental a lo largo de la vida de los edificios que creemos, permitiendo al diseño funcionar en sintonía con su entorno en lugar de en su contra. Para ello la inspección inicial del terreno implica ciertas consideraciones que pueden llevarnos, incluso, al ahorro de costes, permitiendo al edificio capturar o llegar a generar su propia energía. 

Detalles minimalistas

Si bien es cierto que el estilo de vida minimalista puede pasar por una simple moda, lo cierto es que su esencia busca el confort y la sostenibilidad a partes iguales. Así lo demuestra el proyecto realizado en el Ártico de Luca Gentilcore, para LEAPfactory donde los materiales y las instalaciones fueron pensados para reducir la energía consumida al mínimo, hasta conseguir un alto nivel de confort y calidez.
Ello se traduce en una arquitectura de leguaje sencillo, líneas limpias y colores puros. De este modo el minimalismo ayuda al medio ambiente, reduciendo nuestras necesidades hasta traducirse en el uso de un menor número de recursos.
La ambientación minimalista por su parte apuesta por elementos simples y prácticos, en cantidad necesaria. Paredes en piedra pintada en colores neutros, y otros materiales rústicos como el vidrio, cemento aislado o acero completan un tándem perfecto de muebles y espacio. 
“Una arquitectura de lenguaje sencillo, líneas limpias y colores puros”.
En sus comienzos el arte minimal destacó por obras de pintores y escultores como Robert Mangold, Reinhardt o Dan Flavin, sin embargo, el movimiento se proyectó en la búsqueda de una arquitectura, diseño y estilo de vida más alineados con la abstracción, a la desmaterialización, el orden, equilibrio, o la sencillez. En este campo los trabajos del movimiento artístico De Stijl buscaron integrar el arte en una clara referencia a estas características, desarrollando proyectos a partir de los elementos “creativos” de la construcción: luz, función, materiales, volumen, tiempo, espacio, color.

Como vemos, la búsqueda utópica de un estilo de vida basado en la simplicidad viene de lejos, mucho más allá del “menos es más” de Van der Rohe. Por ello es preciso tomarse un momento para descubrir los orígenes de ambas corrientes, sus características y propósitos. Quizás así encontremos el perfecto equilibro para nuestro día a día.